Deseo compartir con ustedes este comentario que pretende ser constructivo. Esta sucediendo un hecho al que ya, a esta altura, lo interpreto como un fenómeno particular y exclusivo de quienes quieren tocar la percu: es muy habitual que un recién iniciado vaya a una casa de instrumentos y compré un bongó o una conga, la lleve a su casa y comience a darle, en su desconocimiento, a las “semicorcheas con un acento en el 1” y allí se queda día tras día sin moverse de ahí o, en el mejor de los casos, haciendo ritmos muy baterísticos sobre los tambores. Muchaaaaachos!, eso no puede hacer bailar a nadie. El primer concepto que debemos tener muy claro es que la particularidad de estos instrumentos es que deben hacer una base muy clara en lo sonoro y una caminada muy rítmica para que la gente baile. Si la gente no baila tu ritmo estás en un problema.
Tomemos como ejemplo un instrumento fundamental como son las congas, instrumento de base por excelencia. Debemos estudiar primeramente sus sonidos y trabajarlos mucho para que sean muy limpios. Básicamente podemos comenzar con 4 sonidos esenciales, pero sabiendo que con el tiempo tendremos, por lo menos, 10 sonidos bien diferenciados entre si. Con ellos, más una técnica muy depurada, vamos a disfrutar de una gama tímbrica muy exquisita y el goce que ello nos produce es infinito. Porqué quedarnos entonces con 1 o 2 sonidos producto de la falta de información pudiendo aprenderlo todo? Luego con el correr de los días, a los sonidos y la técnica se le incorporan los ritmos tradicionales de los diferentes países como la Rumba y el Tumbado, el Songo y el Mozambique, el Pilón, el Guaguancó, el Bembé, la Bomba, la Plena, el Merengue, por mencionar sólo unos pocos ritmos de Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo. O el Festejo y el Landó peruanos, el Candombe y la Murga de Uruguay, al igual que la Chacarera y la Zamba argentinas, que si bien cada uno se toca en sus instrumentos tradicionales y regionales, el enfoque del estudio es el mismo.
Resumiendo, hay que buscarse un buen maestro capaz de transmitir todo el conocimiento para que te formes como músico, para poder un día tocar en una banda, acompañar a un artista, grabar discos, etc. Si no lo hacés de esta manera, todo se hace cuesta arriba, y es tan emocionante y gratificante cuando el instrumento suena lo que querés decir que es como cantar con los tambores. Pero no te olvides, hay mucho que estudiar para ello; como un estudiante de Medicina o un gran atleta que entrena muchas horas para correr los 100 metros llanos. Nada viene de arriba, se necesita sentar el culo en la banqueta y practicar. Sin pasar por este paso previo, no hay disfrute posterior…
Hay que hacer bailar a la gente que te oye y si te quedás en el “tácataca tácataca” difícilmente lo hagan.
Un abrazo, Juan Carlos Marras